Objeto de culto para los amantes de la conducción a cielo abierto: el 230 SL celebró su debut en Ginebra en el año 1963.
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La propia palabra hace pensar en países lejanos: «pagoda» suena a Lejano Oriente, a exotismo exótico y a tierras cálidas. Y el sol es lo que más se añoraba en Europa Central en el interminable invierno de 1962/63. Cuando el Mercedes-Benz 230 SL hace su debut en el Salón del Automóvil de Ginebra en marzo de 1963, causa furor entre los expertos.
El roadster biplaza, denominado internamente W 113, conjuga un despliegue de potencia suave y silenciosa con elegancia llamativa y se caracteriza por un confort extraordinario, prestaciones excelentes y una seguridad ejemplar. El 230 SL es el primer vehículo deportivo del mundo con carrocería de seguridad formada por un habitáculo rígido y zonas de deformación controlada en la parte frontal y en la zaga.
Con ello, los ingenieros de desarrollo aplican por primera vez en la fabricación de un deportivo los preceptos en materia de seguridad pasiva de la carrocería de Béla Barényi, el pionero en temas de seguridad de Mercedes-Benz.
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El diseño del techo le da su apodo.
La forma característica del techo rígido desmontable con su curvatura hacia el interior mejora adicionalmente la seguridad pasiva: la forma cóncava ofrece una mayor estabilidad y permite reducir al mismo tiempo el peso. Como el techo rígido diseñado por Paul Bracq recuerda a los tejados de los templos asiáticos, el nuevo SL recibe muy pronto el apelativo «pagoda».
Bajo la dirección del diseñador Friedrich Geiger se ha logrado un vehículo moderno de líneas claras e inconfundibles que se convierte en vehículo de culto para los amantes de la conducción a cielo abierto y, al mismo tiempo, en un digno sucesor de los dos primeros y exitosos modelos del SL, el 300 y el 190.
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Un deportivo con los genes de un vehículo de lujo.
El roadster asume en numerosos aspectos la técnica de la berlina de lujo 220 SE — más conocida como «colas»: de este precursor de la actual Clase S procede la plataforma portante, reforzada y más corta, del deportivo y la suspensión de ambos ejes. El motor del 220 SE constituye también la base sobre la que se desarrolla el motor de seis cilindros en línea y 150 CV de potencia M 127, con el que se equipa la nueva serie SL para su lanzamiento en 1963. Y el 230 SL tendrá pronto un sucesor con mayor cilindrada: a finales de 1966, el modelo 250 SL sustituye al 230 SL; en 1968 llega al mercado el modelo 280 SL con el Motor M 130, que será la tercera y última versión del W 113. Los tres modelos SL están disponibles en versión roadster con capota plegable, en versión deportivo con techo rígido desmontable y en una versión con techo rígido desmontable y capota de roadster.
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Fin de la producción en el año 1971.
En marzo de 1971 finalizó la producción del W 113. El sucesor de la serie 107, de construcción totalmente nueva, sucede al «Pagoda» que había supuesto un punto de inflexión en materia técnica y de diseño, y establece por su parte nuevas pautas ―por ejemplo al equipar el primer motor de ocho cilindros en un SL.
Para los fans del «Pagoda» el vehículo sigue siendo el modelo a seguir y también para los propietarios de las 48.912 unidades que salieron de fábrica desde 1963 hasta 1971. Entre los clubs oficiales de la marca Mercedes-Benz de todo el mundo, hay varios dedicados a este vehículo de culto, como el club alemán «Pagoda» del Mercedes-Benz SL.
Mercedes Benz 230 SL "Pagoda"